Como tal, se debe medir el rendimiento de la aplicación en ambos lados de la ecuación: cómo se ejecuta en las instalaciones y cómo funciona una vez que está en la nube. Las métricas de las pruebas de migración a la nube ayudan a identificar y cuantificar cualquier anomalía; de otra manera, las mediciones basadas en suposiciones permean el tiempo y los recursos del personal de TI.
Las métricas clave incluyen los tiempos de inicio de las aplicaciones y los tiempos de respuesta, el rendimiento durante los picos de demanda y las horas libres, así como la usabilidad en varias plataformas (on-premise, remoto y movilidad). Además, los proveedores de la nube pueden emitir actualizaciones que podrían causar problemas de rendimiento a su aplicación.
Es necesario considerar esto a través de sus umbrales de prueba, y trabajar con su proveedor de la nube para averiguar qué sucedió y qué ajustes corregirán esos problemas.
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